sábado, 17 de septiembre de 2011

La magia de Sakura



El árbol de cerezo, conocido también como Sakura, es uno de los árboles característicos de Japón plantado comúnmente con motivo ornamental, sin frutos. Es considerado como emblema nacional y es parte del patrimonio histórico del país.
Una de sus principales características es que permanece únicamente forrado de hojas verdes durante el gran parte del año y desnudo durante el invierno, pero en el inicio de la primavera florece y sólo por dos semanas mantiene un hermoso florido que varía entre el blanco y el rosa pálido. Varios poemas y manifestaciones artísticas han sido dedicadas a las delicadas flores, quienes metafóricamente simbolizan la vida, luminosa y hermosa, pero efímera. Esta visión de la vida como algo temporario es muy popular en la cultura japonesa y es considerada como una forma admirable de existencia. Un ejemplo de esto es el principio de los samurai de terminar con su vida cuando aún es hermosa y fuerte y no llega a ser débil. Asimismo, Los Heian eran poetas que solían escribir poemas en los que decían que nuestra vida sería mucho más fácil si no hubiera Sakuras porque su existencia nos recordaba la brevedad de la vida. En Japón, el florecimiento de los árboles de cerezo también simbolizan las nubes porque florecen en masa. Las flores de cerezo representan el ideal de una vida simple y pura, son símbolo del paso del tiempo y su floración es considerada un instante feliz dentro de su corta vida y representa el renacer de la vida y la primavera.

 "Under the Cherry Trees" by Kunisada, 1852


Las Sakuras originalmente eran utilizadas para adivinar la cosecha del año y anunciar la estación de las plantaciones de arroz. Pero como la gente también cree en la existencia de kamis dentro de los árboles, le realizaban ofrendas con sake.
Se cree que el Emperador Saga (786-842) del Período Heian, adoptó la costumbre de celebrar fiestas con sake y comidas bajo las ramas florecidas de Sakura que se encontraban en la Corte Imperial de Tokyo. Esto parece haber sido el comienzo del Hanami en Japón. En un principio, la costumbre estaba reservada para la Corte Imperial. Luego la nobleza samurai comenzó a festejar también en el período Azuchi-Momoyama (1568-1600) y, debido a las grandes fiestas, creció su popularidad. Poco después los granjeros adoptaron también la costumbre acercándose a los árboles de Sakura plantados en las montañas. Finalmente, en el Período Edo (1600-1867) toda la sociedad pudo formar parte de los festejos, en parte porque Tokugawa Yoshimune plantó grandes áreas con árboles de cerezo para alentar los festejos.



A partir de ese momento y hasta el día de hoy, en Japón se mantiene la tradición de celebrar el Hanami en el cual se realizan picnics en parques para admirar la belleza de las flores. Se relaciona con el período en el que florecen los cerezos, que anuncian el comienzo de la primavera y, en más de la mitad de Japón, también coincide con el comienzo del período fiscal y escolar y es utilizado como fiesta de apertura. Entre los meses de Marzo y Abril van floreciendo los árboles de sur a norte, y las familias están pendientes de los pronósticos meteorológicos para concertar el día del festejo, donde beben sake y comen alimentos tradicionales de su cultura. El Hanami suele continuar por la noche, conocido como Yozakura, y los parques son adornados con linternas de papel ambientando los lugares públicos.



Según la tradición, si un pétalo de Sakura que va cayendo cae en la mano por casualidad, es augurio de buena suerte en el amor. También los enamorados aprovechan este período de florecimiento para prometerse amor mutuo. Asimismo, en las bodas japonesas los novios beben una infusión de flores de cerezo para que les de buena suerte en el futuro junto con su amada,
Al parecer, el árbol de cerezo y sus frutos han tenido relación también en otras culturas con el amor, lo oscuro y lo mágico. Dicen que en la Edad Media, los hechiceros utilizaban ramas del árbol para hacer conjuros y que se solía recetar jugo de cereza como afrodisíaco o como remedios para las dolencias.
Evidentemente, la admiración y curiosidad acerca de la magia que encierran estas flores trascienden el tiempo y las culturas. Vernos aleccionados por la naturaleza, que nos enseña a respetar los ciclos de la vida con paciencia y valorar esos instantes mágicos llenos de felicidad, es algo que aún nos asombra y sigue deslumbrando. 

4 comentarios:

Bernohn dijo...

En ciudad universitaria hay un par de Sakuras (cerezos) que se ponen para esta época en flor. Son hermosos. Duran lo que un pedo en una canasta...
B.

// Gracias por tanta mágia

Myobu dijo...

"Duran lo que un pedo en una canasta" Seguro esa línea la sacaste de algún Haiku célebre allá en el Japón feudal del siglo XVI :P.
Se extrañaban sus comentarios por estos lares!

Bernohn dijo...

bueno, pero volví!
Tenemos que juntarnos a rolear!

Myobu dijo...

Bienvenido ^_^
Por la ojizarca que sí!